La Clave Para Toda Bendición Espiritual

by Chip Brogden

“Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él” (1 Corintios 6:17 Reina-Valera 1960).

Cristo es un profundo pozo en el que cada clase de bien espiritual y tesoros se pueden encontrar, pero necesitamos algo con que recurrir a esas profundidades y traerlos a la superficie para que podamos participar de ellos. ¿Cómo podemos aprovechar esas profundidades?
La Cruz es el medio a través del cual se logra esto. La cruz es la llave que abre la puerta a todas las disposiciones y recursos disponibles en Cristo.

En la cruz, sabemos que Dios puso en Jesús “el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6 b). Se le hizo sufrir el castigo por nuestros pecados. En otras palabras, Jesús se identificó con el hombre caído en Su crucifixión. Él fue contado como pecador, aunque Él no había hecho nada malo. A esto se le llama el principio de la identificación.
La identificación fue necesaria para llevar a cabo la obra de la redención. Así de glorioso como es, lo contrario es igualmente cierto: de manera de que como Él se identificó con nosotros en nuestros pecados, así nos identificamos con Él en Su justicia. Por lo tanto, la identificación es completa. Ahora somos hecho uno en Cristo, por medio de Su cruz.

Esto explica el lenguaje muy peculiar en el Nuevo Testamento sobre el Señor Jesús y nuestra relación con él. A los primeros creyentes no solo se les enseño que Jesús murió por ellos, sino que además, se enteraron de que murieron con Jesús. Esto es ciertamente un misterio, pero cuando uno remonta a través de las Escrituras se hace cada vez más evidente. “El que se une al Señor, un espíritu es con él”, y al igual que el marido y la esposa se unen entre sí y “los dos serán una sola carne” (Efesios 5:31,32), es el Señor y su pueblo.
Una vez que vemos esto entendemos por qué las palabras de Jesús adquieren una urgencia cada vez mayor mientras se mueve hacia la Cruz: “Permaneced en mí” (Juan 15: 4). Es decir, “quédese a vivir en mí, viva en mí, permanezca en unión a mi. A pesar de que me voy a la Cruz – ¡sobre todo ahora más que nunca! – Permanezca en Mí.” Los discípulos de Jesús son las ramas crucificadas, muertas, sepultadas, resucitadas, ascendidas y sentadas de una Vid crucificada, muerta, sepultada, resucitada, ascendida y sentada.

En Él está la vida, la luz, el amor, la fecundidad espiritual y el crecimiento constante. Pero fuera de El, sin El, es una historia diferente. Estar fuera de Él es experimentar la muerte, la oscuridad, el miedo, la falta de fruto espiritual y la falta de crecimiento. En el lenguaje de la vid, Jesús dice que aquellos que no permanecen en El se “secaran” y, finalmente, serán “quemados” (Juan. 15: 6).

Pero, ¿cómo se logra esta unión? ¿Cómo hace Dios que seamos un solo espíritu con Cristo? No podemos decir cómo se hace, pero podemos decir con toda confianza que es así. ¿Dónde y cuándo ocurre esto? Eso sí sabemos: se da en la Cruz. ¡Esta es la razón de la Cruz! No sólo es una condición necesaria para seguir a Jesús, es el componente indispensable de nuestro diario caminar junto a El. Para el discípulo, la cruz debe ser un estado coherente continuo, constante, para estar en relación e identificarse con el crucificado, muerto, sepultado, resucitado, ascendido y sentado Cristo. Esto es lo que significa cargar con la Cruz – no como una doctrina o una filosofía, sino como una cuestión de vida o muerte espiritual.

Este artículo es un extracto de El Reino Irresistible por Chip Brogden

Chip y su esposa, Karla, abandonaron el sistema religioso en 1999 para servir a los que siguen a Jesús fuera de la religión organizada. Hoy en día, la Escuela de Cristo llega a más de 135 países con un mensaje simple, coherente y centrado en Cristo.

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CHIP BROGDEN is a best-selling author, teacher, and former pastor. His writings and teachings reach more than 135 nations with a simple, consistent, Christ-centered message focusing on relationship, not religion. Learn more »

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